En nuestro segundo día en Edimburgo, teníamos que reservar fuerzas para el concierto de las Spice Girls que era por la tarde, así que optamos por un plan tranquilo que fue visitar Dean Village.
Aunque por las fotos parezca que el pintoresco barrio de Dean Village se encuentre en medio del campo a varios kilómetros de la ciudad, en realidad está completamente integrado en pleno centro de Edimburgo. De hecho, sólo tardamos en llegar veinte minutos a pie desde nuestro hotel The Principal en George Street. Dean Village es un antiguo barrio de molineros que parece sacado de un cuento. Merece la pena dedicar media jornada a perderse por sus estrechas calles, cruzar sus puentes, contemplar su arquitectura y pasear por la orilla del río y respirar aire fresco.
Después de nuestro paseo por Dean Village, volvimos a pie a George Street y allí comimos en un restaurante japonés. Fuimos a cambiarnos al hotel y tomamos el tranvía para ir hasta el estadio de Murrayfield. Se trata del estadio de rubgy más grande de Escocia y era el lugar elegido para el concierto de las Spice Girls. Entre que llegamos, pasamos los controles de seguridad, accedimos al recinto y esperamos a que empezara el concierto pudieron pasar unas tres horas. Menos mal que estaba la cantante Jess Glyne para amenizar la espera. Fue una grata sorpresa ya que es otra artista británica que también me encanta. Una vez empezó el espectáculo de las Spice Girls la gente se emocionó y fue bailar y cantar sin parar. Para mí era cumplir un sueño de la infancia ya que fan del grupo femenino desde niña. De hecho, recuerdo cuando en el patio del colegio jugaba con mis amigas a imitar sus coreografías. Obviamente yo siempre me pedía ser Victoria…
Una vez terminó el concierto de las Spice Girls, las calles que rodeaban el estadio Murrayfield se colapsaron de fans que salían de todos lados. Y ante la imposibilidad de volver al tranvía, con el andén hasta arriba, y de coger algún transporte, decidimos unirnos a la marea de gente que se dirigía a pie al centro de Edimburgo para continuar la fiesta.
Se había quedado una noche preciosa con una temperatura agradable, así que disfrutamos de un bello paseo nocturno por la ciudad, que si de día tiene encanto, por la noche tiene magia. Tras unos cuarenta minutos a pie, llegamos a Cowgate, la zona de marcha de Edimburgo, y fuimos a tomar una copa a The Banshee Labyrinth, un local subterráneo de lo más curioso ya que tiene diferentes estancias para tomar algo, escuchar un concierto de música heavy, jugar a juegos de mesa…e incluso salas de cine gratuitas para ver películas de miedo.
Fotografías por: Colubi Light Photo
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